Cuando se produce la falta de algún diente definitivo o los dientes naturales no presentan raíz la cirugía de implante dental es el tratamiento de elección frente a otras soluciones como dentaduras postizas o puentes.
La cirugía de implante dental consiste en reemplazar las raíces de los dientes por pernos metálicos similares a tornillos y sustituir el diente afectado o faltante por otro artificial con el mismo aspecto y función. Sin embargo, no todos los pacientes son aptos para este tipo de intervención, hay que valorar el estado óseo y la salud general del candidato.
Candidatos a un implante dental
En los siguientes casos, el implante puede ser una opción para el paciente:
- Cuando le falta uno o más dientes.
- Se ha completado el crecimiento óseo de los maxilares
- Presenta tejidos orales sanos.
- Cuenta con huesos aptos para recibir implantes o injertos óseos.
- No padece enfermedades que puedan interferir en la osteointegración
- Si la dentadura postiza no es una opción para esa persona.
- Si se quiere mejorar aspectos como la fonación o dicción en el habla
- Si no fuma.
- Si está dispuesto a cumplir con las indicaciones del especialista durante todo el proceso.
El dentista valorará el tipo de implante más apropiado para cada caso particular y el procedimiento o procedimientos idóneos. La mayoría de los implantes dentales se componen de titanio o zirconio, materiales biocompatibles que se unen física y químicamente al hueso, además de ser resistentes y duraderos, según explica el Consejo General de Dentistas.
Existen dos grandes tipos de prótesis sobre los implantes
- Fijos. Se colocan sobre el implante y no se pueden extraer. Suelen ser más estables y duraderos.
- Removibles. Pueden retirarlos tanto el usuario como el especialista para higienizar o preservar su estructura.
Por otra parte, el implante puede sustituir a un solo diente (unitario), a varios dientes (puente implanto-soportado) o a todos los dientes de una arcada (arcada completa).
Planificación de una cirugía de implante dental
Antes de someterse a una cirugía de implante dental, debe evaluar la salud del paciente un equipo médico multidisciplinar.
Las pruebas previas a la intervención incluyen:
- Un examen dental integral, radiografías e imágenes en 3D, fotografías, escaneado digital
- Valoración de la historia clínica del paciente. Si consume medicamentos, padece enfermedades cardíacas o presenta implantes ortopédicos, el médico podría recetarle antibióticos para prevenir infecciones.
- Elección del tipo de anestesia más adecuada (local, sedación o general). En los dos últimos casos, el paciente necesitará acompañamiento para volver a casa.
Pasos para practicar un implante dental
Esta cirugía ambulatoria se lleva a cabo en varias etapas:
- Si no se ha perdido ya el diente, el dentista libera el hueco para el implante extrayendo la pieza dañada.
- Si la mandíbula no es suficientemente gruesa o es algo blanda, hay que crear una base sólida que garantice el éxito del implante mediante un injerto óseo. Éste puede ser natural (tejido propio) o sintético. Dependiendo de la magnitud del injerto, la cirugía puede posponerse meses hasta que se genere nuevo hueso.
- Se coloca el implante dental, que va atornillado a la mandíbula. Previamente el cirujano practica una incisión en las encías que dejen visible el hueso maxilar. A continuación, hace unos agujeros en el hueso en los que se encajará el perno metálico a cierta profundidad. En este paso puede colocarse ya el pilar o hacerlo más adelante.
- Se espera a que se cure la herida y crezca el hueso en torno al implante, lo que llamamos osteointegración, un proceso que puede durar varios meses hasta que se forma una base sólida. Durante este plazo, puede cubrirse el hueco con una prótesis temporal por estética o comodidad. El paciente se someterá a controles odontológicos regulares para evaluar si la osteointegración se produce correctamente.
- Si no se ha hecho previamente, se coloca sobre el implante el pilar en el que se asentará el diente artificial. A veces este paso requiere una cirugía ambulatoria menor con anestesia local, ya que el especialista tiene que abrir nuevamente la encía para exponer el implante dental y fijar al mismo el pilar. Posteriormente, se cierra la incisión, pero no cubriendo el pilar, que ha de quedar por encima.
- Se coloca sobre el pilar el diente artificial o corona modelado específicamente para la boca del paciente.
Cuidados para propiciar la osteointegración
Para que el resultado de la cirugía de implante dental sea sólido, el hueso ha de cicatrizar fuertemente alrededor del implante y esto puede llevar bastante tiempo. La osteointegración, un proceso por el que el tejido óseo y el implante se acaban fusionando, puede demorarse entre tres y cuatro meses, si no se produce rechazo. Cuando se completa, permite al paciente recuperar plenamente la funcionalidad y estética de su dentadura, con el alivio adicional de la desaparición de las molestias anteriormente causadas por la ausencia de algún diente.
Además de utilizar las técnicas y materiales adecuados, hay algunos cuidados y hábitos del paciente con los que él mismo puede contribuir al éxito de la cirugía:
- evitar consumir alimentos hasta que desaparezca el efecto de la anestesia (hasta seis horas).
- presionar con una gasa seca la herida en caso de sangrado.
- aplicar frío o consumir medicamentos específicos para reducir la inflamación.
- dormir con la cabeza más elevada que el resto del cuerpo.
- no hacer esfuerzos físicos la semana siguiente a la cirugía.
- llevar una buena higiene bucodental recurriendo, por ejemplo, a cepillos de dientes ultrasuaves quirúrgicos.
- contar con un buen estado general de salud y específicamente de salud bucodental.
- tomar medidas frente al bruxismo.
- visitar frecuentemente al dentista.
- evitar tener hábitos tóxicos, especialmente el tabaquismo.
- en caso de diabetes, controlar la glucemia es fundamental para que el implante dental tenga éxito, según un estudio de la Universidad de Valencia sobre Osteointegración en pacientes diabéticos.
Posibles riesgos de los implantes
Siempre que el implante sea de alta calidad y que su colocación la lleven a cabo profesionales especializados en clínicas odontológicas con los más avanzados medios a su disposición, el riesgo de fracaso es apenas del 2%.
Algunos síntomas que nos pueden indicar que algo no ha ido correctamente son la formación de un tejido blanquecino entre el hueso y el implante, que la prótesis tenga movilidad, sentir molestias al presionar el implante, dolor espontáneo en los días posteriores o inflamación acompañada de coloración anormal.
A pesar de que se trata de una cirugía habitual y relativamente sencilla que suele tener buenos resultados estéticos y funcionales, es conveniente conocer los posibles riesgos, tanto durante la cirugía, como en el posoperatorio:
- daños en otros dientes o vasos sanguíneos aledaños.
- afectación de los nervios que puede provocar dolor y hormigueo en la zona.
- infecciones bacterianas en el lugar del implante (periimplantitis y mucositis preimplantaria) asociadas a una higiene bucodental deficiente. Según un reciente estudio de la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA), la incidencia de estas enfermedades preimplantarias en España es elevada, ya que el 24% de pacientes que tienen un implante dental desarrolla periimplantitis, mientras que el 50% presenta alguna de estas dos patologías.
- rotura del implante, especialmente en caso de bruxismo.
- problemas sinusales en algunos casos de implantes colocados en la mandíbula superior.
- pérdida de hueso alrededor del implante.
Si la osteointegración no se produce correctamente, ha de retirarse el implante, limpiar el hueso y dejar pasar un mínimo de tres meses antes de intentarlo de nuevo.
Un tratamiento cada vez más demandado
España es uno de los países europeos donde se colocan más implantes. Según un estudio del Consejo General de Dentistas, los implantes figuraron entre los tratamientos odontológicos más demandados en 2020, junto a tratamientos estéticos, preventivos y ortodoncias. El incremento de la demanda se suma al envejecimiento de la población y al aumento del diagnóstico de patologías que hasta ahora no eran tratadas.
En España se colocan entre 1.200.000 y 1.400.000 de implantes dentales anuales, mientras que dos de cada diez personas de entre 25 y 79 años tiene colocado un implante de estas características. Son datos de la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA).